DEL PALACIO A LA CHABOLA

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«Del Palacio a la chabola. Historia de un médico asturiano en la India’

Fecha de la publicación : 15 de Diciembre de 2016


image1 El pasado miércoles 14 de diciembre en el Palacio de la Zoreda, el Oviedo Club de Baloncesto reunió a los miembros de su club de empresas colaboradoras y a su plantilla, para disfrutar de la charla ofrecida por el presidente de la Fundación DAF, el Doctor Armando Menéndez, bajo el título «Del Palacio a la chabola. Historia de un médico asturianoen la India».

 

Armando Menéndez inició esta charla con una breve presentación sobre sus trayectoria y actividades en el tercer mundo, así como su experiencia desde 1985 en hospitales de Shaghai, el Bronx de New York, India, Nepal y Cuba, país donde fue Director de la Cátedra Internacional Bartolomé de las Casas, de la Facultad de Medicina 10 de octubre de La Habana, entre otros muchos cargos que engrosan su amplio currículo.

Esta breve introducción dio paso a centrar la charla en su verdadera pasión: el ser humano abandonado a su suerte en un mundo sin piedad para dos tercios de su población.

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El resumen de 30 años de ejercicio de la medicina entre los más pobres de los pobres es, que es más fácil empobrecer a ese tercio, que vive razonablemente bien, que enriquecer a los dos tercios que viven en la miseria. 

Y hacía ahí va el destino de la humanidad sino «evoluciona» el sistema económico. De lo contrario la III guerra mundial está a la vuelta de la esquina.

No habrá muros ni alambradas que paren a los millones de seres que escapan de la sed, del hambre y de la guerra, y cada día serán más. Seres inocentes, tan inocentes como nuestros hijos que heredarán una Europa decadente y amurallada. Pero el asedio no será eterno y la solución tendrá que ser humana y no técnica: una revolución moral. 

Es paradójico que el ser humano llegue a la conclusión de que hay que amar al prójimo “egoístamente”. Y es que si no lo amamos, nos moriremos todos.

Puede que estas conclusiones sean devaneos de la mente de un médico envejecido por las penurias y enfermedades propias de los trópicos, y que muchos de ustedes piense todo lo contrario. Lo siento, tengo que ser fiel a esos devaneos pues ellos me llevaron a sentirme pleno y feliz entre los parias de India o entre los niños hispanos con SIDA en el Bronx de 1987. 

Y fiel, también, a esos misioneros españoles, casi todos jesuitas, junto a los que aprendí que no eres lo que posees sino lo que das. Y en ese dar de mí, hice mi fundación para llevar algo de esperanza a esos niños que son tan hijos de Dios como los nuestros, aunque no lo parezca.

Al principio mis charlas solo convencieron a unos pocos, pero muchos pocos hicieron un colegio en Bombay para más de 600 niños y niñas y un hospital orfanato en Calcuta. 

Seguimos siendo muchos pocos ante la inmensidad del problema humanitario, pero lo más extraordinario de todo es, lo mucho que recibimos a cambio de lo poco que damos. Ese es el motivo egoísta por el que he cambiado el palacio por la chabola.

Un día me preguntaron: ¿image2qué hace tu dios por esos niños que se mueren de hambre? 

La respuesta la obtuve años más tarde trabajando con las monjas de la Madre Teresa: Dios me ha hecho a mí y a ti, y a todos vosotros.

 

Y es que después de miles de años de historia aún no nos enteramos que somos nosotros los encargados de hacer de este mundo un infierno o un paraíso. Para eso fuimos creados libres.

 

El objetivo de esta charla o lo que se pretende es suscitar una pregunta que cada uno se responderá a sí mismo en la intimidad:

¿Realmente piensan, que si no cambiamos el sistema económico mundial, esos dos tercios de pobres se quedarán parados y resignados a que el tercio restante de habitantes del planeta derroche en una sociedad, que cínicamente llamamos, del bienestar?

Ahora nos toca reflexionar sobre este planteamieno y pensar…¿a que nos conducirá nuestra pasividad si no hacemos algo por remediarlo?…

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