DAF OS FELICITA LA NAVIDAD!!


 

 

DAF OS DESEA FELIZ NAVIDAD 18-19

 

Quién me iba a decir que aquel humilde proyecto que nació en Calcuta hace casi 20 años ahora es un edificio de seis plantas que alberga a más de 300 niños.

A este hospital-orfanato le siguieron los colegios de Maharastra y Bihar. Gracias a los que apoyasteis este sueño, hoy en día estamos ayudando a más de 1.000 niños y niñas.

De nuestros primeros alumnos muchos ya son profesionales y se han casado, pero no han olvidado lo que hemos hecho por ellos y siguen nuestros pasos, pues el verdadero cambio social se debe realizar en el seno de las familias y en el corazón de los individuos.

La esperanza de una sociedad se mide por el amor entre sus miembros, y eso hemos predicado desde mi fundación. En una sociedad como la India, con una gran pluralidad religiosa, les sobran ritos y les falta quién les ame. Ese es el mensaje de la Madre Teresa, de Vicente Ferrer, de Federico Sopeña, S.J, de Pedro Massanet, S.J, y de muchos otros misioneros antes de que se inventasen las ONG.

En una ocasión le pregunté a Jolly Luka, una de nuestras profesoras,  por qué los hindúes celebran la Navidad en sus casas, y me contestó: “Para nosotros es un día de esperanza”.

Solo nos dan confianza aquellos que por sus obras demuestran su amor, como esos misioneros, y la esperanza nace porque confiamos en las manos que nos ayudan a salir de la enfermedad, del hambre, de la explotación, del olvido, de la soledad…

Al llegar a Asturias de mi último viaje a Calcuta, el pasado mes de Mayo, llevé una impresión muy triste: nuestros jóvenes están desesperanzados, pues no encuentran manos en las que confiar, causa a la que entregarse. Se han dejado robar la esperanza, a pesar de los consejos del Papa Francisco.

Propongo que, nosotros también, convirtamos estas navidades en una fechas de esperanza en que encontraremos esa mano que nos guíe en la oscuridad. El Belén inspira la confianza de un niño en sus padres, pero también de una sociedad en manos de Quien más nos ama.

 

Recuperemos la confianza en el auténtico mensaje navideño, pues sin amor no hay esperanza.

Armando Menéndez Suárez

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